Esta es la romántica y divertida historia de Lola, una moderna Cenicienta, rebelde y optimista, que no espera cruzada de brazos a que un hada madrina le arregle los problemas con su varita, sino que sale al mundo a buscar la felicidad por sí misma.

Su mayor alegría es cantar y bailar con el grupo musical que ha formado con sus amigos. A Lola, ningún trabajo la intimida. Sin tener experiencia, consigue empleo como ayudante de la institutriz en la suntuosa mansión de los Von Ferdinand, y después de lidiar con unas cuantas travesuras, su vibrante personalidad le gana el cariño y la confianza de los diablillos que tiene que atender: Otto de 8 años, Boris de 12, Marion de 14, y los gemelos Archie y Marcus de 17 años.

El príncipe del cuento es Alexander, el mayor de los Von Ferdinand. Sin embargo, este príncipe lo que menos busca es enamorarse. Debido a la trágica muerte de su padre en un accidente, Alexander ha tenido que abandonar sus estudios de maestría y sus sueños, para quedar a cargo de sus hermanos y de los negocios de la familia. Su corazón está cerrado al amor y a la alegría, y su mayor dolor de cabeza es la rebeldía de sus hermanos.

Los chicos descubren que Lola sale sin permiso para cantar con su grupo y la obligan a llevarlos con ella. Los jóvenes encuentran en la música la emoción y la libertad que les faltaba en su rígida educación, y con la ayuda de Lola forman su propio grupo musical.

Pero la vida de Lola se complica, porque en todo buen cuento no puede faltar la bruja mala, y este papel le corresponde a Montserrat, la madrina de Alexander, una perversísima villana cuya mayor ambición es casarlo con su hija mayor, Carlota, para apoderarse de la fortuna de los Von Ferdinand, y su principal obstáculo es Lola, por lo que está decidida a destruirla.

Lola, érase una vez, es una hermosa historia para los jóvenes y sus familias, un moderno cuento de hadas, pero repleto de música, alegría, emoción, optimismo y, sobre todo, amor.